Para empezar el día, para después de comer o para acompañar
una charla amistosa. El café está presente en cien pequeños momentos del día a
día, preparado de cien formas distintas. Sin embargo, esta bebida no es
originaria de Europa y no fue conocida en el continente por primera vez hasta
que se introdujo en la Venecia
de 1615.
Mientras nosotros tendríamos que esperar hasta entonces para
que se abriera el primer café y mucho después para que se extendiera hasta el
resto de Europa, Turquía ya había extendido su sabor dentro de sus fronteras. Se
creé que se introdujo desde Damasco allá por el 1500, en tiempos de Solimán el
Magnifico, y desde entonces se había popularizado rápidamente. La bebida de café
se ha ido refinando en estas zonas con el paso del tiempo hasta llegar a lo que
llamamos café turco.
El café turco o kahve
(que pasaría a ser “café” en castellano) tiene diversos tipos de tueste, pero
lo que lo diferencia de otros cafés es su textura de molido tan fino que casi
parece harina. También la clave está en su preparación, en la que se utiliza una
jarra especial de cobre llamada cezve con el que se hace hervir varias veces el café,
y de la que resulta una bebida concentrada y densa, con un espesor parecido al
de un jarabe. Este café se bebe en tazas muy pequeñas, similares a las del sake japonés, por ejemplo.
Un cezve con café listo para servir
Cuando vayas a Turquía a disfrutar de una taza de kahve, recuerda que no se sirve con
leche y que hay que pedir primero el azúcar. Dependiendo de cuánta azucar
lleve, este café recibe tres nombres distintos: Sade(sin azucar),
Orta(mediano), Shekerli(muy dulce). Cuando
te lo sirvan, debes dejar reposar la bebida para que el poso se quede en el
fondo y es posible que te den también un vaso de agua para limpiar la boca de
estos restos.
Entonces, sólo hay que disfrutar de su delicioso sabor.
Si quieres ir a Turquía y probar un autentico café turco en
Estambul, no dudes y consulta nuestras ofertas en la web de Image Tours.
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