Es una de las tradiciones más mágica del Ramadán típicamente egipcia, en la que los más pequeños de la casa reciben uno y disfrutan llevándolo de un lado para otro. Muchas historias se han contado de sus orígenes. Una cuenta que el califa fatimí Al Hakim bi-Amr Illah quería encender las calles de El Cairo durante las noches de Ramadán, por lo que ordenó a todos los jeques de las mezquitas colgar farolillos (fanús) iluminados por velas.
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